Alejandra Borrero cuenta sobre el duro momento por el que atraviesa el arte en el país y detalla información sobre ‘Casa E’ donde cada espectador vivió sensaciones a través de cada escena que se desprende de la pasión teatral que invade a sus obras y actores.
“Tenemos que buscar maneras, se están haciendo todo tipo de esfuerzos, se la importancia que tienen esos espacios para la cultura y el arte y no se pueden quedar atrás, esto es fundamental para el país no podemos vivir sin el alimento del alma que es el arte, y este arte es el único que nos va a permitir reflexionar, traspasar todo esto que está sucediendo en el momento”.
“En Casa E, como proyecto cultural seguimos trabajando en la virtualidad, pero este espacio es muy difícil de monetizar todavía, ha habido momentos y funciones muy interesantes donde la gente ha recogido, pero no es una constante”.
“Por supuesto, aparecen otros espacios escénicos tales como la virtualidad, el zoom y todo lo que se está haciendo en este momento, pero este espacio abierto para el público y la cultura hay que preservarlo y sobre todo la necesidad que tenemos como humanos de reírnos, de encontrarnos es fundamental. Así que ojalá podamos encontrar maneras de no cerrar”.
“Vamos a seguir con el Arlequín que estamos preparando ahora, estamos pidiendo los permisos, es posible que podamos arrendar ahora para grupos de ensayo que son posibilidades para poder pagar servicios y lo que se tenga que pagar”.
“Casa E no se acaba, continua, vamos a reestructurarnos vamos a organizarnos, pero este espacio que es uno de los más bellos de Colombia, hoy está en venta”.
“Todo el mundo me escribe que no pueden imaginar lo que estoy sintiendo, pero yo también siento algo de descanso pues hago algo y soluciono porque yo no me puedo quedar esperando. Yo se que todos quisieran que la casa volviera y tuviera todos esos escenarios y esa magia que tiene Casa E pero yo solita no puedo más”.
Alejandra cierra la entrevista citando un poema de Gonzalo Arango
«Por supuesto, no tengo la fórmula para salvar a la humanidad. Ni siquiera para salvarme yo. Pero pienso que el mundo no es para dejarlo ser mundo de cualquier manera, sino para hacerlo nuestro mundo, a imagen de nuestros sueños, de nuestros deseos…»
Al día de hoy el cartel de venta no sigue colgado en la fachada de Casa E, a lo que nos preguntamos ¿Será que alguien le tendió la mano a Alejandra?
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