El laberinto del tiempo

La obra se propone en un espacio atemporal y se desarrolla como un juego de póker en el que de pronto se encuentran los que llegan allí, El diablo, dueño del lugar crea una serie de situaciones para que los espíritus allí presentes se comporten como  humanos, mostrando sus defectos y sus cualidades, “Tarde o temprano llegarán aquí”.  

En ese revuelto espiritual afloran los conflictos políticos y sociales, los amores y los temores que crean los conflictos que alimentan el gran conflicto emocional de la obra, que finalmente se plantea entre el sueño que plantea el escenario y la emotividad del espectador. Dentro de ese gran contexto están los monólogos, que son las emociones finales o póstumas de los personajes que no alteran el estatus del lugar pero argumentan al diablo para cuestionar al creador.  

 

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