Habitar

Habitar implica estar con frecuencia en un lugar pero nada garantiza que el acto de residir esté más relacionado con el abrigo que con el desarraigo. Al menos no en una época como la nuestra. Es por ello que el señor L, protagonista de la historia, aparece silencioso como un habitante más de la ciudad. Su casa, ubicada varios metros bajo la superficie es un mono ambiente convencional en donde se refugia de la salvaje persecución de la rutina. Sin embargo el insomnio lo aprieta contra sus manías. Las cosas cobran vida en un intento desesperado por tener algo de compañía. Ir y venir en medio de la vigilia sin tener el valor de despedirse o la fuerza para vestirse y así llegar al día que se avecina irremediablemente.

A través de una propuesta corporal convencional que incorpora elementos del circo y el teatro codificando el lenguaje del movimiento, Habitar propone una construcción dramática propia elaborada a partir del estudio de categorías dramáticas clásicas desde una mirada contemporánea, no solo del texto sino de la percepción sobre un conflicto humano tan antiguo como el propio hombre: la soledad.

La utilización del recurso audiovisual presenta una línea narrativa que aporta una construcción de sentido paralela desde la crítica a nuestra forma de comunicamos en tanto que dentro del universo de la puesta se constituye en el único vínculo con un ser vivo. Así mismo el lenguaje silente propone la construcción de un universo posible en donde el espectador se adentra con todo el asombro y la ilusión que representa el descubrimiento o el reencuentro de un camino que en este caso nos presenta un espejo de nuestra propia condición.

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