Solo esos hombres que están a punto de llegar a los 50 o ya viven en el ‘quinto piso’, tienen muy claro quiénes son en la vida. Muchas mujeres dicen, incluso, que a esa edad son un buen partido porque saben lo que quieren en la vida, lo que les gusta y lo que no, saben para dónde van y la experiencia que tienen les resulta hasta sexy. Pero… Lo que no saben, es lo duro que resulta llegar a los 50 y para eso está Diego Trujillo: un maestro de la actuación que les enseña a todos cómo burlarse de muchas situaciones, sin mucha escenografía pero con un ‘performance’ atrapante, matizado con su tono de voz y sus gestos de gran actor en toda su dimensión. Lo hace a la perfección.
Pareciera que Diego -con ese personaje sobre la tarima lleno de pesimismo porque no quiere envejecer pero su cuerpo le dice que es inevitable, busca convencernos de que es terrible, pero no. Llegar a los 50 no es malo. Es todo un acontecimiento lleno de vivencias y experiencias adquiridas y por adquirir.
Es para ti…
- Si eres hombre y tienes 50 ó más, para que te rías de ti mismo.
- Si eres hombre y tienes menos de 50, ¡porque allá vas a llegar!
- Si eres muy joven para que vengas con tu papá y se rían al ver que todo le pasa a él.
- Si eres mujer para que te rías de lo flojos que son los hombres y para que les descubras su lado flaco
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La conexión entre Diego y sus seguidores en el Centro Cultural Old Mutual es total. Todos sus fans podrán disfrutar a pocos metros de él en un espacio exclusivo, íntimo, confortable, perfectamente ubicado al norte de la ciudad, en el que lo verán casi cara a cara. Parqueadero al lado del Centro cultural, un café para compartir antes o después del espectáculo y una zona en la que restaurantes, tráfico fluído y comodidad, garantizan una experiencia teatral deliciosa.
¡Qué desgracia tan infinita!.. Es una pieza muy bien lograda, plena de ironía, humor negro y conciencia de que la vida va trayendo muchos episodios que hay que vivir, pero deja claro que hay que tomarlos con humor, ‘burlándose’ -como lo quiere Diego- del comienzo de una ‘vejez’ que debe vivirse dignamente… Y la risa es la mejor manera de autodignidad a los 50.
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